La educación musical del siglo XXI

La educación musical profesionalizante en este país sigue anclada en el pasado. Rozando ya el cuarto del siglo XXI, aún son predominantes las prácticas propias del siglo pasado, y, en muchos aspectos, se mantienen vigentes formas de pensar del siglo XIX.

La manera de enseñar y el repertorio trabajado (lo cual va unido al concepto que se tiene de la música) son los dos ámbitos principales que siguen con esa inercia excesivamente tradicional y conservadora, muy arraigada en las instituciones educativas de la música. Ejemplo de ello son: las dinámicas de maestro-alumno en el aprendizaje del instrumento, donde el profesor transmite al estudiante (generalmente por simple imitación) la manera correcta de tocar el instrumento y de interpretar el repertorio; el destacado lugar que mantienen, tanto en la práctica instrumental como en las diversas partes de la teoría musical, las obras del periodo de la práctica común (del barroco al romanticismo), en detrimento de repertorios anteriores y actuales; la fuerte dependencia de conceptos teóricos cerrados para la enseñanza del lenguaje musical, la armonía y el análisis, extraídos de trabajos enciclopédicos de utilidad cuestionable en el aula; las ideas sobre el talento y el genio musical; el tabú sobre los múltiples problemas de salud mental y física que desarrollan muchos músicos durante sus estudios…

De cada uno de estos ejemplos derivan otros pequeños problemas más específicos que, lejos de reducir la complejidad general de esta problemática, aumentan los focos del incendio en el que está envuelta la educación musical, dificultando su abordaje. Estas realidades aún vigentes se traducen en el día a día académico en prácticas, hábitos, comentarios y ambientes, en muchas ocasiones de apariencia inofensiva, que perpetúan esta manera de funcionar.

No es este el lugar para definir las soluciones a estos problemas. Al contrario, primero se deben formular las preguntas adecuadas que provoquen las reflexiones necesarias, abiertas a todos los participantes de la comunidad educativa musical en particular y de la música en general, con el fin de sacar conclusiones pertinentes sobre cómo debe ser la educación musical en nuestro siglo.

El primer paso que debe hacerse, por lo tanto, es cuestionar esta misma iniciativa:

¿Por qué es necesario cambiar nuestra educación musical?

Esta publicación aún no está terminada. Sin embargo, puedes aportar tu opinión si lo deseas.

Deja un comentario